martes, 19 de octubre de 2010

Una experiencia más

Ayer me tocó por primera vez dar una clase a estudiantes universitarios, es decir, pararme frente a un grupo de más de 50 alumnos españoles y hablarles del método científico, la teoría de la medición, las variables y todos estos temas que se dan para introducir por primera vez a un alumno al mundo de "cómo se hace ciencia". Debo confesar que aunque el tema es uno de mis favoritos, había un toque de nerviosismo.

Y me preguntaba que factor era el que me estaba produciendo esos nervios. Aterrice que en primer lugar podría deberse a que era una clase que no tenía contemplada dar, porque aclaro que sólo fue una sustitución, es decir, mi jefe no podía dar la clase porque iba a estar ausente. Otro factor, era el lenguaje, sí, porque aunque pareciera que hablamos el mismo idioma, mi orgulloso acento mexicano es diferente obviamente al español y alguna que otra palabra también. Pero creo que el factor más importante era mi exigencia conmigo misma a hacerlo no sólo bien, sino lo mejor posible.

Quería que los alumnos estuvieran interesados, ya que en las ciencias humanas y sociales, el tema de la estadística y la medición, no es precisamente, el más apasionante y menos en un día Lunes de 6 a 8 de la tarde. Así que hice un recordatorio rápido de las características, de aquéllos profesores que he tenido a lo largo de mi trayectoria académica y que he considerado excelentes.

Y pude rescatar que sería importante que fuera muy clara y concreta con los conceptos. Y sobre todo ejemplificar como toda esa información teórica se lleva a la práctica. Sería importante también fomentar un clima de confianza en la clase para que preguntaran sus dudas o inquietudes. También recordé que cuando hace muy poquito tiempo yo estaba sentada allí en el pupitre como alumna, algo que tenía muy en cuenta de un profesor era su imágen, es decir, si "daba la apariencia" de saber mucho y dominar la temática y su capacidad para explicar los conceptos. De hecho, creo que en todo caso esto último es lo más valorado por los alumnos, porque cuantas veces, nosotros cómo alumnos, no hemos dicho "aquel tiene doctorado y parece que sabe mucho, pero no sabe explicar".

En fin, no puedo decir cómo lo hice, porque creo que eso tendrían que decirlo los alumnos, pero en general, la experiencia la valoro positivamente, me ha gustado, y cómo todo en la vida, la práctica hace al maestro.

Y ya para cerrar el día, después de esta nueva experiencia, una grata llamada de mi amigo Luis para invitarme a cenar, así que genial.

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