martes, 30 de agosto de 2011

No me iré sin decirte a donde voy (II)

Bueno, ya estoy nuevamente por aquí, para continuar con la historia del libro. Estaba pendiente contarles la primera tarea, así que ahí va. No obstante, antes de que el "terapeuta" le asignara la primera tarea al chico, le hizo ver algunas cuestiones importantes.

-He reflexionado mucho sobre tu caso- (señala el "terapeuta")

"De hecho, tienes varios problemas imbricados unos en otros. El causante de todos ellos es tu MIEDO a la gente. No sé si en realidad eres consciente, pero no sólo no te atreves a imponerte, ni siquiera a expresar tus deseos, sino que te cuesta mucho ir contra la voluntad de los demás y verbalizar una negativa. En resumen, no vives en realidad tu vida, sino que actúas en función de los demás por miedo a sus reacciones. Las primeras tareas que voy  a encomendarte te enseñarán a VENCER TU APRENSIÓN A MOSTRARTE EN DESACUERDO, a atreverte a contradecir a los demás para EXPRESAR TUS DESEOS y obtener así lo que quieres".

"Luego deberás aprender a no doblegarte ante lo que espera la gente de ti, a no plegarte siempre a sus criterios, a sus valores, sino a atreverte a mostrar tus diferencias, a veces incluso cuando éstas resulten molestas e incómodas. En resumen, abandonar la imagen que deseas dar a los demás y aprender a no preocuparte mucho de lo que opinen de ti."

"Cuando asumas plenamente tus diferencias, entonces podrás estudiar las de los demás y, si es el caso, adaptarte a ellas. Así podrás aprender a comunicarte mejor, a entrar en contacto con desconocidos y crear una relación de confianza, ser aceptado por personas que no funcionan como tú. Pero primero es necesario que hayas aceptado lo que te hace único; de lo contrario, los demás seguirán eclipsándote siempre."

"Asimismo, voy a enseñarte a convencer para que puedas lograr lo que buscas. Y, luego, voy a hacer que intentes nuevas experiencias, que pongas en marcha tus ideas, que plasmes tus SUEÑOS. En resumen, voy a destruir ese lastre que ahora te oprime sin que ni siquiera te des cuenta y que te bloquea por completo. Es necesario librarte de él para que puedas vivir tu vida a fondo."

"Sabes, incluso sin ser llevada a un acto tan extremo, LA VIDA ES LARGA Y ABURRIDA CUANDO NO LA VIVIMOS COMO NOS GUSTARÍA."

"Enfrentándote con la realidad es como vas a percatarte de que no es tan terrible como crees, y como podrás luego permitirte lo que no te autorizas a hacer hoy. También es importante que cambies en tu relación con los acontecimientos de la vida. Y, escuchándote ayer, me sorprendí por la forma en que presentas las cosas que vives en el día a día. Pienso que con frecuencia adoptas el PAPEL DE VÍCTIMA."

-"¿El papel de víctima?" (señala el chico)

"Es sólo una forma de hablar para designar una especie de posicionamiento en el que caen ciertas personas sin percatarse de ello. Consiste en vivir lo que nos sucede como si se nos impusiese o lo sufriésemos a nuestro pesar."

A menudo la gente se sitúa en la posición de víctima cuando utiliza expresiones como "No tengo suerte",  "esto no ha sucedido como me habría gustado", "habría preferido...". Cuando describe su día a día, en cuanto un acontecimiento no se desarrolla como la gente quiere, tiene tendencia a decir: "Qué le vamos a hacer, o "es una pena", o "me da igual". Pero no lo dice con una sabiduría del que acepta serenamente una situación. No, lo expresa con tono de disgusto. Es una aceptación resignada, y a veces recuerda además que no fue una decisión suya. Asimismo tiene tendencia a quejarse por momentos. Todos esos indicios muestran que la gente disfruta en su papel de víctima.

Las personas ven beneficios en su papel de víctima. "Nuestro cerebro funicoan así: a cada instante, nos lleva a optar por lo que considera nuestra "mejor opción". Es decir, en cada situación que estás viviendo, tu cerebro elegirá entre todo lo que sabes hacer para retener lo que le parece más apropiado, lo que te va a aportar el mayor de los beneficios. Todos funcionamos así. El problema es que todos no disponemos de la misma gama de opciones. Ciertas personas han desarrollado actitudes y comportamientos muy variados; por tanto, cuando se encuentran en una situación dada, su cerebro dispone de un amplio abanico de reacciones posibles. Otras tienen tendencia a hacer siempre más o menos lo mismo, y, en ese caso, el abanico queda limitado. La elección raramente es la apropiada".

"Voy a darte un ejemplo concreto (continúa el terapeuta): imagina una discusión entre dos desconocidos en la calle.  uno le hace un reproche injustificado al otro. Si este último tiene muchos ases en la manga, podrá por ejemplo argumentar que se ha equivocado, o convertir la crítica en una burla con una gracia, o incluso hacerle preguntas incómodas para justificar su posición. También puede ponerse en su lugar e intentar comprender el origen del reproche a fin de poder desengañarlo luego manteniendo una buena relación, o incluso decidir ignorarlo y seguir su camino... En resumen, si es capaz de hacer todo eso, entonces, en el momento que oye el reproche, su cerebro dispone de numerosas posibilidades de respuesta y es elevada la probabilidad de que se sirva de una verdaderamente apropiada para la situación: aquélla que optimice su interés, que le aporte el mayor de los beneficios. Ahora bien, imagina que se trate de alguien que no supiese hacer nada de todo eso; entonces, es probable que la única opción a la que su cerebro tenga acceso sea insultar al otro o bajar la cabeza. Pero, en todo caso, será su "mejor opción".

-Está diciéndome que soy un poco limitado, ¿no es eso? (señala el chico).

-Digamos que, en el contexto específico en el que las cosas no se desarrollan como tú habrías deseado, entoces sí, dispones de pocas opciones: tienes tendencia a posicionarte siempre como la víctima.

-Y, suponiendo que eso sea verdad, ¿cuáles serían los beneficios que encontraría en ello?.

-Según lo que pude constatar, te gusta pasar por el que se esfuerza por los demás, y esperas ser apreciado a cambio de tus "sacrificios". Además, te gusta compadecerte de ti mismo y atraer así la simpatía de la gente. Entre nosotros, todo eso es un cuento: los estudios muestran que todos nos sentimos más atraídos por los que asumen sus elecciones y viven lo que han decidido vivir. Al final, tus lloriqueos sólo te conmueven a ti. Ahora eres adulto y puedes aprender a hacer algo más que lamentarte y llorar por tu suerte. NO HAY VÍCIMAS FELICES ¿ME OYES? ESO NO EXISTE.

-Bueno, vale, entonces, ¿qué puede hacer uno para no dejarse caer más en el papel de víctima? Porque si, además, es inconsciente, no veo cómo voy a poder salir de él...

-La mejor forma es aprender a hacer otra cosa. Una vez más, si hacerte la víctima es tu "mejor opción", está claro que tu cerebro no tiene muchas más posibilidades. Así pues, debes desarrollarlas. ¿Sabes?, la naturaleza tiene pánico al vacío. Luego, si sólo intentamos suprimir ese papel de víctima y no sabes hacer nada más en su lugar, no funcionará. Te resistirás al cambio. Lo mejor es, entonces, que descubras que puedes hacer otra cosa. Después, confío en ello: tu cerebro elegirá rápidamente él mismo esa nueva opción si te aporta más beneficios.

-¿Y cuál será esa nueva opción?

-Bien, voy a enseñarte a lograr lo que quieres en el día a día. Si lo consigues, ya no necesitarás hacerte la víctima. Escucha, sé que no era más que una anécdota, pero ayer me dejaste de piedra cuando me contaste que la mala suerte te perseguía hasta en los actos más insignificantes de la vida cotidiana. Me dijiste que, cuando comprabas una barra en la panadería, normalmente te la daban demasiado cocida, mientras que a ti te gusta el pan poco hecho.

-Exactamente.

-¡Pero es una tontería! Quiere decir que ni siquiera eres capaz de decir: "No, ésta está demasiado cocida. ¿Podría darme esa de al lado?".

-Sí soy capaz es sólo que no quiero molestar a la panadera cuando está hasta arriba de clientes esperando. Eso es todo.

-¡Pero si eso no le llevará ni dos segundos! Prefieres comerte un pan demasiado hecho, que no te gusta, ¡antes que hacerle perder dos segundos de su tiempo! No, la verdad es que no te atreves a decírselo. Tienes miedo a contrariarla para conseguir lo que quieres. Tienes miedo de que te vea exigente, desagradable, y que no le caigas bien. Y tienes miedo además de que los demás clientes se irriten, se impacienten.

-Es posible...

-En tu lecho de muerte podrás decir: "No he hecho nada con mi vida, no he tenido nada de lo que quería, pero a todo el mundo le parecía bueno." Tengo una gran noticia para ti. La gran noticia es que todo eso es el pasado. Nunca más volverás a comer pan demasiado cocido.

PRIMERA TAREA.

Vas a entrar a una panadería, pedirás pan, un bollo o lo que sea y, cuando te lo hayan dado, buscarás un pretexto para rechazarlo y pedir otra cosa. Te inventarás otra razón para rechazar lo segundo, luego lo tercero y lo cuarto. Luego les dirás que, al final, no quieres nada y volverás a salir por la puerta.

¿Quieren saber si el chico llevó a cabo la tarea?
Lean el libro y lo sabrán, esto solo ha sido el principio, pero a lo largo del libro vienen tareas interesantes que las pueden ir aplicando para sí mismos. Me pregunto cuántos de los que lean esto y se sientan identificados, serán capaces de llevar a cabo esta primera tarea.




2 comentarios:

  1. Adry!!Me has dejado con toda la intriga, vaya post intersante jajaja, ¿pondrás la próxima tarea? Aquí estamos Miguel y yo diciendo que nos costaría mucho hacer eso,¡qué divertido! eso sí que es superar límites. Espero el próximo capítulo...

    ResponderEliminar
  2. Hola Pily!
    Pues mira la verdad no tenía pensado continuar con el relato de la historia, pero igual y más adelante le sigo. Pero te recomiendo que compres el libro, creo que debería formar parte de la biblioteca de CoachingGlobal. Tienen cosas muy interesantes para vencer miedos ;-)

    ResponderEliminar